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miércoles, 11 de abril de 2012

Soñando el futuro


11 de Abril de 2042. 07:00 AM. 

Las persianas electrónicas de la casa se van subiendo poco a poco, dejando entrar a la habitación la luz de la calle.  Comienza a sonar una canción a través de la instalación domótica de la casa que hace que Joel se despierte. Hoy cumple cuarenta y dos años pero eso no le exime de trabajar así que se va directo a la ducha. Anoche, como cada noche, dejó programada la ducha para que al abrir el grifo el agua no salga demasiada fría.  

Al salir de la ducha, va a directo a la cocina donde abre un sobre con unos polvos de naranja a los que añade un poco de agua fría; comprar fruta para hacer zumo supone un gasto excesivo. Mientras bebe su sucedáneo de zumo comienza a escuchar las noticias a través de su moderno teléfono móvil, que selecciona las noticias más recientes de la ciudad donde Joel vive. Como cada día, la delincuencia en la ciudad sigue creciendo.

Tras su breve desayuno Joel se prepara para ir a trabajar. Podría hacerlo desde casa pero su empresa ha decidió otorgar ciertos beneficios sociales a los trabajadores que deciden desplazarse hasta su centro de trabajo para atender a los clientes que aún deciden comprar directamente en la tienda.  Como cada mañana, Joel coge un autobús público que funciona con energías renovables y realiza el recorrido de manera automática, sin necesidad de conductor. Hace unos años que los ciudadanos no pueden usar sus vehículos particulares a no ser que se trate de una situación de extrema urgencia, ya que la contaminación de las grandes ciudades ha aumentado hasta unos niveles realmente perjudiciales para la salud.

El día pasa de manera rutinaria y al salir del trabajo Joel decide hacer unas compras antes de ir al bar donde ha quedado con sus amigos y Luna, su pareja.  Aunque sigue habiendo un par de grandes supermercados abiertos en la ciudad para aquellos clientes que no compran on line Joel decide hacer la compra a través de Internet, desde su teléfono.  La asistenta virtual del supermercado le aconseja sobre las ofertas y promociones que le puedan interesar. Joel siempre hace la compra con la misma asistenta virtual por lo que ésta ya conoce sus gustos y la cantidad de comida que Joel suele necesitar cada semana. Normalmente su compra se compone de alimentos precocinados que Joel introduce en su nuevo horno inteligente para que termine de cocinar y de pastillas alimenticias ricas en vitaminas que toma cuando no tiene tiempo suficiente para comer a la vuelta del trabajo.

Una vez en el bar, Joel, Luna y un par de amigos más ven que un hombre entra en el bar amenazando a una de las camareras con una navaja. Ella forcejea con el hombre hasta que dos clientes salen en su defensa y el atracador sale corriendo. En el forcejeo, la camarera ha conseguido pegar en la mano del atracador una especie de chip que avisa a la policía a tiempo real del paradero del atracador. No es la primera vez que sucede algo así por lo que ha aprendido que hacer en esas situaciones. A través de un nuevo sistema electrónico el chip queda pegado en el cuerpo de la persona sin que este pueda arrancarlo.  De momento sólo la policía sabe desactivarlo.
Joel y Luna deciden volver a casa tras el desagradable incidente. Como cada noche, programan su sistema de domótica para que a la mañana siguiente suba las persianas, encienda la música que les sirve de despertador, prepare el agua de la ducha  y mande al móvil novedades sobre las últimas noticias.

martes, 10 de abril de 2012

Relax



Hasta hace tan sólo una década si queríamos escuchar música en el tren, mientras esperábamos al bus o salíamos a hacer ejercicio no teníamos más remedio que ir cargados con nuestro discman y como mucho, un par de cd’s de música.

Recuerdo que en mi primer año  de universidad, cuando iba a Madrid en Renfe, todas las mañanas elegía uno o dos discos para ir escuchándolos durante la hora y media que duraba el trayecto. Como dice el refrán, la música amansa a las fieras y lo cierto es que ese ratito de música por la mañana me ayudaba a sentirme relajada aunque, en muchas ocasiones escuchar siempre las mismas canciones me resultaba aburrido.

Todo cambió con la llegada de los  reproductores portátiles, los conocidos MP3… El primero que compré sólo tenía 1gb. Probablemente ahora nos parecería absurdo llevar un reprodcutor con tan poca capacidad pero para mí supuso un cambio radical. Podía llevar tanta música que durante el tiempo que duraba el trayecto no tenía porque repetir ni una sola canción.

Después me regalaron el IPOD, en el que podía ver fotos, videos y escuchar aún mucha más música. Tiene un diseño muy bonito, mucha capacidad y accesorios fashion pero, he de confesar que para mí, no termina de resultar del todo práctico. Con los reproductores normales podía meter música simplemente copiando y pegando la canción pero con IPOD no me queda más remedio que hacerlo a través de Itunes, un programa que a todo el mundo le resulta sencillísimo pero que yo no termino de entender. Puedo tener acumulados un montón de discos pero siempre termino escuchando tres o cuatro que son mis favoritos y, para colmo, todos los accesorios son carísimos.

Con esto no quiero decir que el IPOD (o el resto de inventos de Apple)  no sea un gran invento sino que, en mi opinión, la tecnología resulta a veces demasiado compleja y esto puede hacer que mucha gente quede al margen de estos nuevos medios. 

miércoles, 4 de abril de 2012

El impacto de los videojuegos



 Con el nacimiento y la posterior evolución de las nuevas tecnologías hemos asistido también al nacimiento de una nueva forma de entretenimiento; los videojuegos. Aunque en sus inicios los videojuegos eran bastante simples y el jugador sólo podía realizar unas cuantas acciones muy concretas, a medida que la tecnología ha ido avanzando los videojuegos han ido desarrollando historias más complejas, y ganando más y más adeptos.

Seamos o no consumidores de videojuegos nadie puede negar que alrededor de los videojuegos ha ido surgiendo toda una cultura que se ha ido expandiendo poco a poco hasta formar en muchas ocasiones parte de la cultura popular. El videojuego ha pasado a ser, para muchas personas, algo más que una afición. El mundo del videojuego se ha ido convirtiendo en un estilo de vida y su influencia puede verse en muchos aspectos de nuestras vidas.

En la fotografía superior he intentado retratar algunos simples ejemplos de cómo algunos protagonistas de videojuegos han traspasado las pantallas de la videoconsola o el ordenador. En la imagen de la izquierda podemos ver una sudadera en la que se retratan los personajes del conocido videojuego de Sonic y que la conocida marca Pull and Bear vendió durante la pasada temporada de invierno. Arriba a la derecha, he fotografiado uno de los imanes de mi nevera. Este imán lo realicé yo misma con unos abalorios de plástico, llamados Hama Beads, tras ver el modelo en internet. El imán, como todos sabéis, representa una de las setas de la conocida saga de videojuegos de Super Mario Bros. En la última imagen, tomada en Noviembre de 2011 en los almacenes londinenses de Harrods, podemos ver unos altavoces para Ipod con la forma de unos de los conocidos personajes del videojuego Angry Birds, que comenzó a lanzarse para teléfonos móviles y que ha ido ampliándose posteriormente a otras plataformas.

Con estas imágenes quería simplemente mostrar que, aunque en muchas ocasiones no nos demos cuenta, los videojuegos han ido convirtiéndose en una parte cotidiana de nuestra vida, como puede ser la música o la televisión.

Para terminar, ya que estamos hablando de videojuegos, no quería dejar pasar la oportunidad de presentar, a quien aún no lo conozca, un proyecto documental audiovisual creado por nuestro compañero del máster Jesús Fabre titulado “The gamer inside”, en el que diversos entrevistados comentan sus experiencias con el mundo de los videjuegos.
Toda la información está disponible en el siguiente enlace:

As time goes by...




Las nuevas tecnologías han ido evolucionando de manera extremadamente rápida en las últimas décadas y  a medida que pasa el tiempo lo hacen cada vez más rápido. Uno de los aparatos que más ha ido progresando en los pocos años que llevamos de siglo es, sin duda el teléfono móvil.

En la fotografía superior aparecen algunos de los teléfonos que hemos tenido en mi familia desde que compramos nuestro primer teléfono móvil, hará tan sólo unos diez o doce años. Me resulta difícil imaginar cuantos móviles se habrán fabricado desde su invención viendo la cantidad de teléfonos que hemos acumulado en mi familia, una familia de clase media formada por tan sólo cuatro miembros. Supongo que la producción de terminales móviles habrá seguido un ritmo difícil de seguir.

Si probara a encender y llamar con cada uno de los móviles de la imagen estoy segura de que al menos, la mitad de ellos siguen funcionando correctamente. La mayoría de ellos los hemos dejado de utilizar simplemente porque eran demasiado antiguos y al poco tiempo de comprarlos salía uno con prestaciones nuevas.

Aunque durante mucho tiempo fui bastante reacia a cambiar de móvil sólo por el hecho de que tuviera nuevas prestaciones he de reconocer que he caído rendida ante los smartphones.  Con mi teléfono móvil, el último a la derecha de la imagen, puedo llamar, consultar el correo, mirar mi facebook, escuchar música, ver videos y muchas cosas más.  Me parece todo tan moderno y me resulta tan difícil acostumbrarme a tanta evolución digital  que no puedo evitar plantearme ¿Cómo evolucionarán los teléfonos cuando pase el tiempo? ¿Qué más le podemos pedir a un teléfono móvil? ¿Habrá un momento en el que utilicemos el teléfono móvil única y exclusivamente para llamar, tal y como sucedía cuando se inventaron?

lunes, 2 de abril de 2012

Mis gadgets favoritos


Con la rápida expansión de las nuevas tecnologías nuestra vida ha ido cambiando. Tenemos diferentes rutinas o costumbres que en décadas anteriores,  nuestras prácticas culturales han cambiado, nos relacionamos de manera diferente… Incluso, podríamos decir que hablamos diferente. Nuestro lenguaje cotidiano también ha ido cambiando según se expandían las nuevas tecnologías. A casi ningún joven le resulta extraño escuchas las palabras smartphone, Ipod, WhatsApp, Twitter, Apps, blogs o gadgets.

 Pero por si aún alguien tenía dudas vamos a hablar de los gadgets, en ocasiones también conocidos como gizmos. Muchos quizá recuerden la palabra gracias a la serie de dibujos animados “El inspector Gadget”, un extravagante policía que intenta resolver diferentes misterios con la ayuda de sus extraños artilugios. En la actualidad, la palabra gadget suele tener diferentes acepciones aunque suele utilizarse para definir aquellos pequeños aparatos electrónicos, prácticos y novedosos que cumplen una función específica.

Como pone en la imagen esos cuatro aparatos de la fotografía son mis gadgets favoritos, o como dirían mis abuelos, mis inventos favoritos. Los cuatro aparatos se han ido convirtiendo en elementos imprescindibles de mi vida diaria.

El teléfono móvil es, sin duda, el “cacharrito” que más utilizo, al menos, el que más a mano tengo siempre. Nunca salgo de casa sin él y si se me olvida y no estoy muy lejos vuelvo a buscarlo. Me permite estar en todo momento conectada y eso poco a poco, se ha ido volviendo imprescindible aunque no sé si por elección propia, la verdad.  

El disco duro también me resulta de gran utilidad pues puedo almacenar en un mismo aparato toda la música que escucho, mis apuntes de la universidad, mis películas favoritas, etc. Es bastante pequeño y tiene mucha capacidad, lo que me evita tener que almacenar datos en otro tipo de dispositivos como cd’s, dvd’s o memorias USB, que siempre acabo extraviando o dejando olvidadas en cualquier lugar.

La cámara de video es mi última adquisición y es quizás, por ese motivo, el que más me gusta. Entre el video que tenemos que realizar para el taller de Cibercultura, el que hay que realizar para el TFM y otros videos que realizo por pura diversión raro es el día que no la llevo en el bolso. Además, nunca se sabe si va a suceder algo extraordinario que merezca la pena inmortalizar.

Por último, he querido incluir en la imagen mi e-book porque, para mí, el libro electrónico es totalmente diferente a los otros aparatos de la fotografía.  El resto de gadgets suelo utilizarlos por temas laborales o de estudios, sin embargo el e-book sólo lo utilizo para momentos de ocio, para mi propio disfrute.  

Simples recuerdos...




Hasta hace un par de décadas, o incluso menos, las cabinas telefónicas situadas en las calles eran un gran avance pues suponían la posibilidad de poder llamar por teléfono desde casi cualquier punto al aire libre de una ciudad. Yo misma, recuerdo haber utilizado muchas tardes de verano, durante mi adolescencia (cuando aún no teníamos teléfonos móviles o incluso cuando teniendo teléfono móvil resultaban demasiado caros para llamar) la única cabina telefónica de mi pueblo para estar en contacto con  mis amigas del colegio que seguían en la ciudad durante el verano.

Desde la llegada de los teléfonos móviles estos teléfonos han ido convirtiéndose, poco a poco, en simples recuerdos de otra época. En Londres, por ejemplo, la típica cabina roja, se ha convertido en un icono de la ciudad donde los turistas acudimos únicamente para hacernos la correspondiente foto, como si del Big Ben o cualquier otro emblema histórico se tratase.

En España las cabinas, aunque menos pintorescas siguen existiendo pero son pocos quienes las utilizan por lo que su número se ha ido reduciendo considerablemente en los últimos años. Y es que si hay algún invento que ha revolucionado la manera en que nos comunicamos ese invento es, en mi opinión, el teléfono móvil.

El teléfono móvil nos permite llamar desde cualquier lugar, estar siempre localizables e, incluso, conectarnos a Internet, ver la televisión, jugar a videojuegos o tomar fotos. Tal vez, dentro de unos años nuestros modernos smartphones parecerán un invento rudimentario pero no podemos olvidar que, como las cabinas en su momento, la aparición de los teléfonos móviles ha supuesto una verdadera revolución tecnológica.